viernes, 13 de mayo de 2011

Al Pedín


Al Pedín es una figura crepitante dentro del elenco estable del Teatrito, sus explosivas apariciones subrayan su capacidad de empañar cualquier sentido sobre la acción en desarrollo. Su función es pedestre: mientras el Absurdo mantiene su lidia constante contra el abismo, nuestra entidad se ocupa de los pequeños vacíos, aquellos que se abren ininterrumpidamente sobre los actos, las voluntades y los deseos de quienes lo rodean.


Al Pedín es acéfalo. Hace de su vaporoso cuello una extremidad complementaria, flexible, capaz de adquirir la forma necesaria con la cual emitir su mensaje petardesco. Sus fanfarrias poseen un aire de carnaval. Se dice que su onomástico es celebrado en los días en que la fiesta popular coincide con el regreso de los veraneantes a su trabajo.

En las sociedades acomodadas Al Pedín se siente a sus anchas. Durante su gira alrededor de la comunidad europea, el número de apariciones de nuestro personaje era semanal. En el Teatrito rioplatense, en cambio, su figura es opacada por el Absurdo, el cual ve en las continuas avenidas que se abren sobre el libreto un desafío a su propia carrera profesional.

El poder de Al Pedín fue una elogiada presentación de nuestro actor en varias ciudades del Mediterráneo europeo y repetida con estilización de carácter en ambas orillas del Plata. En esta escena, Al Pedín sostiene con convicción fundamentalista el emblema del Absurdo sobre una esfera que, como sabemos, tiende a significar el dominio del orbe. Otra actuación algo acartonada aunque aguda en su mensaje es aquella en la cual el adalid de las causas inútiles hace su aparición junto al Dolor. Su habilidad para mantener al Dolor suspendido sobre su propio aliento ha sido imitada por una gran mayoría de los espectadores del Teatrito. Las escenas Hueso pasa sobre Al Pedín y Paisaje con Al Pedín muestran a nuestro paladín saludando de las dos maneras que, según las circunstancias, considera sus favoritas.

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