sábado, 11 de septiembre de 2010

La Idea de la Nada



La Idea de la Nada es una estrella elegida a último momento, días antes de comenzar la gira rioplatense. Su inclusión en la troupe del Teatrito fue abiertamente resistida por el Absurdo, el Tiempo y el Destino, temerosos de que su sorpresiva participación opacara el esbozo jerárquico que ya se perfilaba a nivel actoral dentro del grupo. Sin embargo, cuando todo parecía decidido, el Olvido impuso peso y voto e introdujo a la incipiente actriz dentro de su selecto círculo de efímeros. La actitud profesional de esta vedette nunca ha sido puesta en tela de juicio porque –hay que decirlo– casi nunca hace nada. Su acción más celebrada es sin duda aquella en que montada cual jinete sobre una Flor con hojas extendidas planea a lo largo de un bosque de pilares ateresados. La escena denominada La Idea de la Nada sobrevuela en la Belleza fue muy aplaudida por la claque, quizás por contraste con otros números de esta actriz donde la acción propiamente dicha es secundaria a su presencia. En verdad las apariciones de la Idea de la Nada están condicionadas a su figura de bandera y salvo contadas excepciones sus escenas son siempre compartidas con otras entidades que la portan como emblema. Hueso, por razones obvias, ha optado por recurrir a este personaje en los momentos necesarios para conseguir el climax de su mensaje. Una acción de gran carga dramática es la llamada Bandera quemada (conocida también en otras representaciones bajo el título La existencia con su sola presencia incendia la Idea de la Nada). En esta Hueso erguido sobre el Destino y la Llamita a caballo del Tiempo producen una actuación en conjunto pocas veces vista, máxime teniendo en cuenta el marcado individualismo de los protagonistas y por tal el escazo trabajo en equipo en el marco de la obra que nos ocupa.

Despejados los resquemores iniciales Tiempo encontró también en la bandera un efectivo aditamento a sus presentaciones. En la acción levitante de Gran Destino vemos un fragmento tomado de este número.

Las actuaciones de la Idea de la Nada junto a los efímeros son una constante en la obra. Para no agotar la paciencia del atento lector hemos seleccionado solo una de estas escenas titulada justamente Los efímeros sostienen la Idea de la Nada.




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