domingo, 25 de julio de 2010

El Teatrito rioplatense anuncia la inexistencia de su séptimo volumen: “La Nada”


Buenos Aires, 2010. 0 páginas. 0 x 0 cm

Hoy, 25 de julio, el Teatrito rioplatense de entidades anuncia la inexistencia de su séptimo volumen de la serie creada por un tal Veroni para acompañar los festejos oficiales y otras conmemoraciones del segundo centenario de la Revolución de Mayo.

“La Nada”, título del volumen ausente, debió haberse confeccionado a la manera de una edición para bibliófilos y en una tirada de 50 ejemplares. Tendría además que haberse realizado con papeles artesanales provenientes de la vieja imprenta de Raoul Veroni.

“La Nada”, huelga decirlo, está compuesto por ningún poema y ningún grabado. La curaduría de su vacío no fue supervisada por nadie y Lucía Brandani, Juan Lima y Carolina Podestá esta vez no tuvieron que hacer cosa alguna.

No obstante, Ediciones Urania preparó, para los materialistas y coleccionistas interesados, un Certificado de inexistencia del libro. De el mismo se imprimieron 50 ejemplares, firmados y numerados por Veroni. Cuenta además con un grabado consuelo destinado a aquellos a los que la Nada les provoca angustia llamado Encuentro jovial entre el Absurdo y la Idea de la Nada. El documento podrá ser retirado libre de costo a partir de hoy con la compra de uno de los seis volúmenes anteriores del Teatrito rioplatense.

Certificado. Buenos Aires, 2010. 8 páginas. 14 x 21 cm

Las publicaciones se encuentran la venta en la Galería Mar Dulce, Uriarte 1490, barrio de Palermo, Buenos Aires.

Los interesados en adquirir el certificado de inexistencia + uno de los volumenes anteriores en el exterior pueden escribir a Erika Millner 13e(at)indeprintent.com


*NR: No es casual que la publicación de este volumen haya sido suspendida ad eternum semanas después de la televisación de los partidos del Mundial de Sudáfrica. La Sociedad Objetora del Teatrito (Sojetre) supone que el editor del volumen hizo durante las semanas anteriores a la producción del libro justamente eso: nada. Los simpatizantes de la compañía teatral, en cambio, señalan el acierto ante el paralelo alegórico que existe entre la ausencia del título en cuestión y el resultado del equipo albiceleste.





sábado, 17 de julio de 2010

Glosario

de términos, metáforas, protagonistas y antagonistas que participan en el Teatrito rioplatense de entidades.

A pedido de nuestra claque, el benemérito director (interino) del Teatrito, Vicente Mario di Maggio, ha preparado -en medio de las serpentinas por los festejos del segundo centenario y durante los partidos del mundial- este rápido glosario de términos y referencias.


Abismo: uno de los epítetos que tiene el Absurdo para referirse a la Nada. La calificación supone que un abismo tiene fondo y prevé que ese fondo es el mismo Absurdo. Expresión de deseo del secretario general del Teatrito.

Absogonía: canción de gesta del Absurdo. Nombre que le da el Dolor -en su payada junto al Miedo- a las cosas de este mundo.

Absurdo: figura omnipresente en forma de signo de pregunta. Origen de todo lo que no es Nada (si es que esto quiere decir algo). Autonominado regisseur y Secretario General del Teatrito.

Absurdutismo: corriente de pensamiento que sostiene que el Absurdo es todo, contraria al pirocentrismo que atribuye a la presencia de la Llamita la causa originaria de la aparición del sinsentido.

Al Pedín: adalid de las acciones inútiles. Lugarteniente del Absurdo. Sus entradas subrayan -a la manera de un trickster- su capacidad de empañar cualquier sentido sobre la acción en desarrollo. Su función es pedestre: mientras el Absurdo mantiene su lidia constante contra el abismo, nuestra entidad se ocupa de los pequeños vacíos, aquellos que se abren de forma ininterrumpida sobre los actos, las voluntades y los deseos de aquellos que lo rodean.

Bandera: figura representativa de la Idea de la Nada. Estandarte con un cero por mascota.

quemada: escena donde la presencia de la Llamita incendia un inmenso estandarte enarbolado por el Hueso.

Bandurrita: ave natural de América del Sur, de pico curvo y color pardo. En el poema Escolazo de entidades la Injusticia lo elige para su juego, solo por azar y sin motivo aparente, injusto.

Brazo: como recurso plástico, el brazo que sale de la nube es un préstamo de los emblemas y la heráldica. La nube –sabemos– es la representante de lo fugaz y pasajero (ver efímeros). Es común encontrar a la nube y al brazo aparecer cual deus ex machina sobre los escenarios del Teatrito, como sostén del martillo del Tiempo, del Dolor, del Absurdo, del Olvido y de la Idea de la Nada.

Caracara: carancho, ave totémica de los guaicurúes y los tupíes. Uno de los protagonistas del libro Caracara, Ketekete y Klenklén. En el Teatrito el efecto fónico de algunas palabras es muy buscado. Esta tendencia a la repetición del morfema (caracara, chimachima, ketekete), como onomatopeyas entre la forma del canto y su referente, es habitual en los nombres de origen indígena.

Cóndor: ave tótem adoptada por el Olvido como figura emblemática de su poder.

Chimachima: ave rapaz pariente del caracara y el chimango, de alas negras y pecho ocráceo presente en el poema Escolazo de entidades.

Desatino: modo que tiene la Llamita de llamar al Destino y por el que recibe una réplica de parte de éste en uno de los poemas del libro Llamita y Destino.

Destino: gigante con cabeza redonda a guisa de rueda. Hermano del Tiempo con el cual sostiene una pésima relación familiar. Gusta presentarse como disco, espiral, rulemán, círculos concéntricos, laberinto, bolillero de lotería, humanoide con semblante de neumático y cualquier otra variante que no deje de lado su carácter orbicular. Un solo ojo se ubica en el lugar de su eje. A veces su vista es cubierta por la presencia de una nube –a la manera de un brumoso polifemo– dejando de manifiesto el carácter imprevisible que la entidad posee.

Dolor: actor de porte dentro de la troupe del Teatrito. La silenciosa performance de sus números es directamente proporcional a las exclamaciones que provoca. Su figura de clavo y su baja estatura no ha ido en detrimento de su aguda naturaleza interpretativa. Los detractores de este singular histrión lo llaman “tachuela”.

Efímeros: figuras vaporosas aliadas de la mudanza. Comodines que adaptan forma y sentido según el discurso y la acción tomando atributos de otras entidades y celebrando, a la vez, la idea de que todo es inconsistente y pasajero. Voces argumentativas que gustan intervenir, y contrariar, el discurso de los protagonistas. Ver Cualquiera.

Flor: ideal de belleza, compañera de viaje de la Llamita. La Flor nace de una proyección de la Llamita en su búsqueda de sentido y consuelo ante la presencia antagónica del resto de las entidades.

Hornero: ave nacional argentina, emblema del trabajador a razón de sus hábitos sedentarios y perseverantes. Debe su nombre a su nido en forma de horno de barro, en la Pampa ícono equivalente al hogar.

Ícono del deseo de la clase política del siglo XIX en contraposición con la figura del indio y del gaucho con propensión al nomadismo y a la aventura.

Hueso: eufemismo para no mencionar a la Muerte. Compañero y adversario del Absurdo. Recorre los bordes del Sinsentido con la esperanza de caer del otro lado. (ver poema Hueso).

Idea de la Nada: emblema representativo de algo que no existe. Estandarte con un cero por mascota.

Injusticia: figura a modo de balanza disfuncional con dos largos astiles reminiscentes a cuernos y uno de sus platos colgando roto a guisa de media luna. Debe su existencia –al igual que el Dolor– a la conciencia de la Llamita.

Jardín: creación del Absurdo en uno de sus intentos por obtener sentido.

Ketekete: gavilán, ave totémica mapuche. Uno de los protagonistas del libro Caracara, Ketekete y Klenklén.

Klenklén: halcón, ave tótem de los mapuches. Otro de los protagonistas del libro Caracara, Ketekete y Klenklén.

Kushti: agón indo-pakistaní similar a la lucha libre. Escena del Teatrito donde Tiempo y Destino ejercitan su rivalidad.

Llamita: actriz-actor, alegoría de la existencia. Debe el diminutivo a su escasa estatura y a la poca influencia escénica que ejerce dentro del escalafón jerárquico del Teatrito.

Laoconte: sacerdote de Apolo en Troya, devorado junto a sus hijos por dos serpientes gigantes. La imagen quedó plasmada en un grupo escultórico de la época helenística. El poema Absurdo gladiador recurre a esta misma escena para dar a entender el pathos del encuentro entre un enorme signo de pregunta y un colosal Tereso.

La pampa: silente, chata y lineal.

Lupin: apropiación lunfarda del inglés looping, vuelta acrobática, rizo. Poema del Teatrito que describe a la sans façon la situación del Absurdo cuando se vuelve sobre sí mismo, víctima de su propia sustancia, sin poder alcanzar dirección o construcción de sentido.

Mango: del lunfardo, billete de un peso.

Manto: referente al manto del Absurdo, escena donde el Destino despliega cual frazada el grueso velo con el que todo lo cubre.

Martillo: atributo del Tiempo y por apropiación del significante, imagen representativa del mismo. Se presenta alado y, en ocasiones, con extremidades. Con frecuencia aparece sostenido por el brazo que sale de la nube. El instrumento pierde su carácter animista cuando es transportado por la figura enmascarada de un ladrón, ícono originario del Tiempo.

Mástil: una de los elementos simbólicos de la Idea de la Nada. En el poema Colores, Hueso hace uso del mismo para anunciar sus estados de ánimo y la diversidad de modos en que se acerca a los humanos.

Miedo: cubo de hielo de poca expresividad. Abanderado de la Idea de la Nada (ver grupo Los trece). Partenaire del Dolor en la payada sobre el mundo y sus desaires.

Mojón: Porción compacta de excremento que se expele de una vez. Forma fina de llamar al Tereso.

Montaña: en el Teatrito rioplatense la cordillera de los Andes es, si del Oeste hablamos, el límite simbólico de su escenario. La montaña es la pendiente que lleva a la pampa, donde el Destino circular rueda hasta acostarse en la planicie. La imagen de la montaña también aparece como figura del Volcán del No, en tales casos, si la sonoridad del poema lo permite, se la menciona como la montaña mocha.

Nada: nunca antes algo inexistente como la Nada había ocupado tanto espacio sobre los escenarios del Teatrito. Olvido, Hueso, Tereso y Al Pedín son las entidades que procuran adoptarlo de manera constante como madre, origen y líder de sus representaciones en permanente oposición con el Absurdo regisseur. Ante la persistente ausencia de esta antifigura la Idea de la Nada es sostenida en los tablados como entidad subsidiaria. Entre tanto la construcción de un trono vacante por parte de la troupe –vedado inútilmente al Absurdo– permanece a la espera de su advocación.

Neoconch: agrupación miembro de la Sociedad Objetora del Teatrito rioplatense de entidades. Acrónimo de Neoconceptualistas con chucrut, acólitos de la corriente alemana liderada por Pepe Beuys quien solía decir síganme porque no se los pienso explicar”. El objeto de este glosario, por ejemplo, es para esta organización anatema.

No: alegoría de la imposibilidad de trascendencia. Corona de volcán como imagen de ascensión rematada por la anulación de la empresa. Símbolo de la inexactitud de lo designado por el objeto abstracto al que precede.

Nube: escenografía económica en elementos que ocupa gran parte del cuadro teatral. Figura representativa de los efímeros. Su presencia recorta eficazmente a las entidades en el escenario y trasmite a la vez la falta de consistencia de sus acciones.

Ñancu: aguilucho, ave tótem de los mapuches. Se cree que cuando el ñancu vuela a la izquierda del viandante predice un viaje desventurado.

Olvido: Gran señor de la absorción, el derrame y la pérdida. Actor indiferente a todas las acciones que no incorporen su protagonismo. Su figura de embudo se presenta alada, con extremidades o desde el brazo que sale de la nube.

Pajarón: dentro de la serie de poemas de las aves titulada Caracara, Ketekete y Klenklén, el pajarón es el modo de nombrar a la Llamita (figura representativa del deseo vital y la existencia humana).

Petirrojo: ave pequeña del tamaño de un gorrión, de pecho y rostro naranja rojizo. En el poema Escolazo de entidades anuncia la posible derrota del Dolor en un juego de naipes.

Pirocentrismo: corriente de pensamiento que afirma que el Absurdo y las entidades que él lidera nacen de la percepción de la Llamita.

Postes ateresados: grandes mástiles rematados por mojones. En el paisaje escenográfico del Teatrito estos aparecen en cantidad suficiente como para conformar un bosque. El conjunto transmite una idea de impenetrabilidad y, por tal razón, es común encontrar cables que conectan desde la altura un poste con otro a la manera de los números de equilibrismo. No hay recompensa en sortear el abismo desde un cable cuando por cada etapa nos espera un tereso, pero el Teatrito –se sabe– no es propenso a los premios.

Por todos es conocida la escena donde el Destino y el Absurdo se encuentran en la cuerda floja, poste de por medio, y en direcciones opuestas.

Puente de carbón: imagen oscura y sin desarrollo. Cruce entre reminiscencia y alegoría del viejo puente de la Boca del Riachuelo, mencionado en el poema Hueso. Hay entre las entidades una evocación constante a la “otra orilla”, recurso teatral por el que nada surge y nada parte a excepción del deseo. El Puente de carbón sería en este contexto el nexo en ruinas con ese otro lado.

Rosa: lugar común, sinónimo de belleza, genérico para nombrar a la Flor.

Rueda: Destino.

Sin Cuero: apodo al que recurren las entidades para referirse al Hueso.

Tereso: desde su imagen de firulete algo payasesco, el Tereso encarna todo aquello que el mundo consume y desecha. Esta entidad no solo es detrito. En su actuación interpreta el sinsentido de un ciclo. Según su libreto, el cual con crudo histrionismo nuestro personaje sigue al pie de la letra, lo que alguna vez fue unidad de existencia, un conejo, un árbol, un ser humano, pierde su núcleo y se convierte en múltiples organismos: bacterias, gusanos, larvas, excremento. Es decir, se convierte en algo que bien puede ser nada. Su protagonismo cumple una función en el ciclo vital pero tritura lo que para la Llamita (entiéndase por esta a la actriz del ser) tiene sentido. En definitiva, el Tereso es para el espectador, para la Llamita y para el resto de las entidades, una mierda. Su nombre proviene de una inversión en el argot argentino de la expresión “sorete”, porción compacta de excremento.

Tiempo: hermano del Destino. Según la Absogonía, nace como un tributario del Absurdo. El Tiempo se presenta en algunas escenas como un protagonista enmascarado. Estas apariciones, cada vez más escasas, subrayan la personificación del Tiempo como un ladrón. El Martillo, como atributo del golpe, modelador y destructor, compañero del figurín con antifaz, va ocupando más y más cartel a lo largo de las representaciones. El perfil del Martillo como letra “T” gana espacio dentro de un elenco que prestigia los signos y las tipologías.

Tirapedos: imagen apoteótica que refuerza la relación entre el Absurdo, gran señor del Teatrito, y Al Pedín lugarteniente. El punto desde el cual se eleva el gancho del Absurdo (un signo de interrogación) supone en la imagen en cuestión un culo redondo. Al Pedín sería, morfológicamente hablando, un apartado o desguace de este signo.

Tordo: pajarito negro de la pampa argentina que tiene por hábito dejar sus huevos en nidos ajenos con la finalidad de que otras aves los empollen y alimenten. En lunfardo, por inversión de sus sílabas, la palabra tiene una sonoridad equivalente a “doctor” (referente al médico, al abogado o al político).

Tótem blanco: forma alegórica de llamar al Obelisco.

Urraca: ave de la familia de los córvidos de poca estima en la pampa argentina. Protagonista secundario del libro Caracara, Ketekete y Klenklén.

Volcán del No: manifestación de la Nada sobre la superficie del Absurdo. Se levanta como una montaña mocha con un mayúsculo “NO” coronando su cúspide.

* el Teatrito agradece a Roger Colom, poeta y crítico de arte / línea disidente, la lectura y las observaciones previas a la publicación de este glosario.

domingo, 11 de julio de 2010

La Llamita ante el volcán



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